El Departamento de Lenguas y Culturas, la Escuela de Graduados en Educación, Becas EDUCAL y ESPHA invitaron a Kim Potowski, profesora de lingüística Española y directora del programa de lengua hispana de herencia de la Universidad de Illinois en Chicago, para realizar la charla y taller “Enseñanza de la Lengua Heredada como Arte Crítico del Lenguaje.”
Potowski investiga el idioma español en los Estados Unidos: quién lo usa, con quién y con qué propósitos, qué cambios está experimentando y cómo se conecta con la identidad y la promoción de la justicia social.
Durante este taller, Potowski habló acerca de cuáles son las diferentes maneras de enseñar el idioma español, y las diferencias que existen entre enseñar a jóvenes cuya lengua nativa es el español y los estudiantes que están aprendiendo español como segunda lengua.
Según Potowski, los estudiantes cuyo conocimiento del español es hereditario adquirieron el español de manera informal. Es el español que usan todos los días para hablar con miembros de la familia sobre temas cotidianos. Cuando llegan al salón de clases, los profesores tienden a esperar un español más formal, pero los estudiantes no lo han estudiado.
Mientras que los jóvenes que aprenden español en el colegio, lo estudian a través de libros y una educación más formal del idioma. Potowski dijo que algunos de estos pueden llegar a desarrollar niveles muy fuertes de español.
Al realizar un taller, Potowski se dio cuenta que sólo los estudiantes que aprenden español como segunda lengua reciben feedback positivo.
Por otro lado, muchas veces los jóvenes hablantes nativos no reciben el mismo positivismo. Al contrario, Potowski dijo que los jóvenes se ven desanimados al pensar que su español es malo, debido a que el feedback que reciben es negativo.
“Es una manera de humillar a los jóvenes o a las personas,” dijo Potowski. “A una planta no le decimos ‘ah pero tu no creciste muy alto’ o sea, no le culpamos a la planta, no nos burlamos de la planta.”
Una persona no puede controlar la cantidad de español o inglés a la que está expuesta desde pequeña. Por lo tanto, Potowski dijo que burlarse de alguien por no tener un buen español no tiene sentido y es una humillación que esa persona no merece.
Hay diferentes formas de enseñar a hablantes nativos y a estudiantes de una segunda lengua. Potowski comparte que ella ha visto que los hablantes nativos aprenden mejor cuando se implementa la lectura voluntaria en español.
“Es una excelente manera de trabajar con los estudiantes de herencia,” dijo Potowski.
Potowski compartió durante el taller un artículo de Mike Peto. Este sobre los beneficios de incluir la lectura voluntaria en español en la enseñanza del idioma, y cómo influye en el desarrollo del idioma en los jóvenes. Ésta técnica es recomendada por varios profesionales en el área, dijo Potowski.
La directora del Departamento de Lenguas y Culturas y Profesora de Estudios Españoles y Latinoamericanos, Rafaela Fiore Urizar, con la ayuda de las estudiantes Gerda Jucys y Marisol Rodriguez, organizó este taller. Sylvia Neves, directora de la Beca Educal, también formó parte del equipo que hizo posible este evento.
“Yo sé que la doctora Kim Potowski es una figura muy importante en la educación de español,” dijo Jucys. “Ella quiere cambiar la forma de aprender la lengua española para los estudiantes.”
Según Fiore, tener una profesora como Potowski, quien afirma que el lenguaje que los estudiantes utilizan es correcto, es en sí una forma de empoderamiento no sólo para los estudiantes, sino también para los profesores, ya sean de niveles K-12 o profesores universitarios.
“Creo que es importante no solamente para la comunidad en general de Cal Lutheran, sino para nuestros estudiantes que son hispanos, porque somos una HSI, necesitamos que los profesores entiendan a nuestros estudiantes, necesitamos que nuestros estudiantes también tengan una mejor concientización del lenguaje de ellos, de la forma en que hablan y valorar su propio español,” dijo Fiore.
En la audiencia se encontraron tanto profesores como estudiantes graduados y subgraduados, que vinieron del condado de Los Ángeles, Ventura y Santa Bárbara.