La directora del Programa de Estudios Étnicos y Raciales y Profesora Lorena Muñoz, presentó su investigación “Heridas invisibles: maternidad transnacional en Zimbabue, separaciones familiares y xenofobia en Sudáfrica,” durante la 14ª Conferencia Internacional sobre Pobreza y Protección Social. La conferencia tomó lugar en Bangkok, Tailandia, los días 9 y 11 de marzo.
Esta investigación explora la vida de los jóvenes en Zimbabue, cuyas madres migraron a Johannesburgo, Sudáfrica.
“Esto es algo súper común que existe por todo el mundo,” dijo Muñoz. “Hay muchísimas mujeres de lo que es el global mayority que migran para una mejor cuestión económica, y poder apoyar a la familia que se queda dentro del país de donde emigró.”
La oportunidad económica que existe en Zimbabue es muy poca, resultando en la escasez de oportunidades de trabajo y limitando la educación gratuita, dijo Muñoz. El gobierno de Zimbabue persigue a personas que piensan políticamente diferente, por lo que muchas personas se ven en la situación de huir del país, dijo Muñoz.
Muñoz comenzó a realizar esta investigación a raíz de un viaje que hizo a Sudáfrica, para investigar a los traficantes de migrantes. En Sudáfrica, Muñoz escuchó historias sobre trabajadoras domésticas de Zimbabue y se interesó por el tema.
“Es ver cómo las mujeres negras de Zimbabue que son inmigrantes venían a trabajar a casas de personas colored que también fueron subyugadas, o’presionadas, discriminadas durante el apartheid y ver cómo se replica esa jerarquía,” Muñoz dijo.
Muñoz dijo que hay tanta violencia, que la mayoría de las trabajadoras domésticas de Zimbabue no salen a la calle. Solamente salen los domingos a la iglesia. Se han documentado casos en donde estás personas son quemadas vivas en la calle.
“Esa violencia es algo que viene de la ideología de la competencia económica, eso es común en todas partes donde hay muchos inmigrantes” dijo Muñoz. “Es una ideología que hace que el ciudadano de ese país, piense que este inmigrante le está quitando [oportunidades].”
Con la ayuda de su asistente, Muñoz logró organizar varios talleres con jóvenes zimbabuenses cuyas madres emigraron por razones laborales.
“Porque son jóvenes, yo no quería retro matizarlos en contar su historia,” Muñoz dijo.
En lugar de hacer de tener una metodología normativa, en donde la obtención de datos es realizada a través de entrevistas, Muñoz optó por utilizar la metodología del arte durante dos días del taller. Con esta metodología los jóvenes que asistieron al taller organizaron un libro de vida donde contaban su historia creativamente, dijo Muñoz.
Antes de realizar la investigación, Muñoz presumió que los jovenes eran de escasos recursos debido a la escasez de oportunidades laborales. Pero al realizar el estudio, Muñoz describió que los jóvenes cuyas madres trabajan en el extranjero tienen cierto poder dentro de la familia.
“Eso crea conflictos entre los otros jóvenes de esa misma familia, porque es por este joven que toda la familia está comiendo,” Muñoz dijo. “No hay trabajo en estas aldeas. La emigrante que trabaja en Sudáfrica, el dinero que manda es para mantener a toda la familia, no nada más al hijo que dejó.”
Muñoz dijo que esto también crea una jerarquía en la familia, donde el jóven es quien asume la responsabilidad. Cuando la madre envía el dinero, los hijos son los encargados de administrarlo, pero si esto no sucede, los hijos serán los culpables, dijo Muñoz.
“Aunque tengan muchos privilegios y poder, al mismo tiempo también tienen muchos conflictos de eso,” Muñoz dijo. “Estos jóvenes, hijos de migrantes, pueden ir a la escuela, pero puede ser que vivan con otros jóvenes que no van a la escuela.”
Por otra parte, Muñoz dijo que los jóvenes también tienen una relación complicada con las madres, porque las extrañan pero al mismo tiempo se sienten abandonados. El estudio de Muñoz muestra que a pesar de que los jóvenes entienden las causas de la situación, ellos tienen sentimientos encontrados por sus madres.